El Blog

domingo, 15 de febrero de 2009

Hipocresía al cuadrado o cómo manipular a la opinión pública

Indignada me hallo. Indignada y rabiosa. Así que disculpen ustedes si a lo largo de este artículo digo algo fuera de tono, escandalizante o incluso vejatorio. Pero, sinceramente, no puedo más. Me saca de mis casillas la hipocresía contenida en el sistema en el que vivimos, la hipocresía materializada en los rostros con bigotes y cuellos con corbatas que desfilan por el escenario político europeo/norteamericano, la hipocresía manifiesta en los discursos solidarios con una Cuba “sin libertad” pero bastante más moderados con el crimen palestino. Y ya saben de qué hablo.

El motivo de mi ira, como no podía ser de otra forma, es la manipulación mediática que se está llevando a cabo con el proceso de referéndum en Venezuela. Quisiera gritar ¡BASTA! a la cara de todos y cada uno de los que escriben palabras tan fuera de contexto, tan sesgadas, tan poco honestas.

¿De verdad nos preocupa tanto una votación de reelección indefinida? ¿De verdad pensamos que esto supondría un acercamiento a la dictadura? Entonces manifestémosnos contra Berlusconi, que lleva unos 14 años en el poder. Hagamos huelga por la recuperación de la memoria histórica en el periodo dictatorial de Felipe González. Ah, claro, se me olvidaba que ellos no postulan por ideas contrarias a la lógica mundial.

Entonces pensemos en la expulsión de Luis Herrero, el eurodiputado. ¡¡¡Qué escándalo!!! ¡¡¡Señor, salva sus almas corruptas!!! Es totalmente incoherente e inmoral expulsar a un individuo que llega a un estado ajeno insultando su sistema, tachando de dictadura lo que unos ciudadanos totalmente conscientes han elegido democráticamente (nótese la ironía). Creo que cuando vuelva a España, más o menos en marzo, me iré a Madrid y me colocaré con un gran megáfono en frente de La Moncloa (yo, individuo sin poder, sin cargos) a gritar a los cuatro vientos que vaya democracia de mierda es ésta, que con el dinero de todos está comiendo toda una familia Real. Y no sólo eso, sino que también se compran casas de 500 metros cuadrados y yates y polos de Lacoste y bolsos de Prada y vestidos de Vittorio y Luchino (o como se escriba, no ando muy puesta en esto de la moda). Hagan sus apuestas y a ver qué podría ocurrirme.

Y por último, el colmo de la hipocresía lo he visto reflejado en un artículo de El País, que dice textualmente que “hay lugares de Venezuela donde el agua no llega nunca y la leche en días alternos, pero raro es el venezolano que no tiene dos teléfonos móviles”. Muy señores míos, me parece genial que critiquen esto, pero entonces… ¿por qué critican también lo contrario con los cubanos? Si en esta isla todos los ciudadanos tienen leche y agua pero no tienen teléfonos móviles es un sacrilegio. Si ocurre al revés, resulta que tampoco es de su agrado.

Aunque eso sí, yo me sé cuál sería la formula perfecta. Que un 10% de la población mundial tenga agua, leche, móviles, ordenadores, vestidos caros, primeras marcas, coches, motos, casas, iPhones, un Mac… y el resto, bueno, el resto pueden morirse aplastados por las hipotécas, por la angustia de no llegar a fin de mes, por el dolor de no poder satisfacer las necesidades primarias tal y como quedó recogido en esa Declaración de 1948.

Anda y que les jodan. Yo me doy de baja en la profesión periodística.

viernes, 13 de febrero de 2009

Regreso al blog

Después de unas dos semanas de parón, he decidido volver a actualizar el blog (sobre todo por las insistencias constantes de un tal Javier y de una tal Virginia, ambos personas muy cercanas y muy importantes...)

¿Que qué he hecho en este tiempo? Pues la verdad que han sido dos semanas bastante prolíferas. En primer lugar, acabé mis exámenes, mis únicos dos exámenes de enero, con unos resultados muy satisfactorios (un 30 en Diritto della Informazione y un 26 en Comunicazione Radiofonica, siendo la máxima nota el 30), y para festejarlo pues más de lo mismo: beber en casa Ikea y dormir hasta las tantas de la mañana. Parece ser que en este pueblo eso y comer pizza de Mario es lo único entretenido que se puede hacer...

Por otro lado, visité Alemania por vez primera. Fue un viaje agotador, con muchas horas de tren y muchas caminatas por Frankfurt, Colonia y Berlín. No puede ser de otra forma cuando se trata de ver tres de las ciudades más importantes de un país en cinco días. He de decir que los alemanes para nada me parecieron esos seres secos y desagradables que tenía pensado. Por el contrario, son personas serias pero muy amables, que te ayudan en todo cuanto pueden. Es absolutamente sorprendente comprobar como todos son capaces de hablarte en un inglés casi perfecto, incluso las señoras mayores amorosas que pasean perros por la calle y que bien podrían ser mis abuelas. Anécdotas hay miles: alojamiento en el barrio de las putas en Fránkfurt, compartir habitación con un negro cuarentón, hablar siempre en italiano, paseo en bicicleta por Colonia, bar de intercambio de parejas (!), fiesta latina en Berlín, el ayuntamiento Rojo, las salchichas alemanas... Y, como despedida, una nevada unas horas antes de volver a Italia... ¡la primera nevada de mi vida!

Ahora, después del regreso, han comenzado de nuevo las clases. Cinco asignaturas en un mes... no sé de qué forma haré para sacarlo adelante, pero a eso vamos. En cuanto al tema de la nieve, si en Alemania tuve la primera nevada de mi vida, no sería la última. Desde ayer está todo blanquito en la città che cambia, y ahora, mientras escribo, veo los copitos caer desde la ventana. Ciertamente, es una estampa muy bella, aunque hace un frío de cojones!

Hoy intentaré hacer recopilación de fotos del viaje y de los últimos acontecimientos ocurridos en Teramo. Mientras tanto, os dejo con algunas para que veais un poco mejor el sitio donde vivo.










Por cierto... el cambio de formato se debe a que soy una manazas y me he puesto a toquetear... y como no sé nada de HTML la he liado y no he sabido regresar a su estado de siempre. Así pues, nueva estética para un nuevo mes :)