El Blog

lunes, 30 de mayo de 2011

Indignados y apáticos

La noticia comenzó a divulgarse rápidamente. En Madrid, un grupo surgido de la manifestación del 15 de mayo había decidido acampar en la Plaza del Sol como forma de continuar la protesta ante nuestro deficitario sistema democrático. 

"¿Y qué ocurre en Las Palmas?" me preguntaba. No sabía si la pasividad propia de estas islas iba a dejar pasar, una vez más, una oportunidad así. Pero por suerte ahora estaba equivocada. El primer día fueron cuatro valientes los que se armaron de valor y colocaron sus cartones y sus mantas en la entrada de la estación de guaguas, en San Telmo. Como si de Sierra Maestra se tratase, la revolución en las islas se debía a la constancia y al coraje de unos pocos que supieron movilizar al resto de espectadores pasivos.

lunes, 16 de mayo de 2011

15-M, ¿el inicio de un despertar o la paradoja del S. XXI?

Las Palmas de Gran Canaria, 15 de mayo de 2011 y un sol que raja las piedras brilla en un cielo ahora ya sin calima. El mar está tranquilo, sosegado. Hace un día perfecto para irse a la playa y olvidarse de los problemas del mundo. Pero en contra de lo previsto, hay un grupo de personas ("indignados", los llaman) que ha apostado por el plan alternativo nacido en las redes sociales. Han cambiado las toallas por pancartas, el traje de baño por los silbatos, y han salido a la calle para mostrar su descontento ante el sistema actual.

domingo, 8 de mayo de 2011

José y Pilar, la poesía de Saramago

¿Qué clase de mundo es éste que puede mandar máquinas a marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?

José Saramago

 Recuerdo la primera vez que un libro de José Saramago cayó en mis manos. No fue hace mucho, quizá cuatro o cinco años. Me lo había recomendado un novio ingeniero con afición a la literatura, así que realmente no sé si me decidí a leerlo más por interés propio o por la estupidez hormonal propia de la edad. De todas formas, Ensayo sobre la ceguera no me dejó indiferente: la peculiar forma de redacción del autor, la inverosímil trama, la más que absoluta certeza en los comportamientos de los personajes, el miedo a imaginar que algo así pudiera suceder contribuyeron a aumentar mi estima por el portugués.