El Blog

domingo, 8 de mayo de 2011

José y Pilar, la poesía de Saramago

¿Qué clase de mundo es éste que puede mandar máquinas a marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?

José Saramago

 Recuerdo la primera vez que un libro de José Saramago cayó en mis manos. No fue hace mucho, quizá cuatro o cinco años. Me lo había recomendado un novio ingeniero con afición a la literatura, así que realmente no sé si me decidí a leerlo más por interés propio o por la estupidez hormonal propia de la edad. De todas formas, Ensayo sobre la ceguera no me dejó indiferente: la peculiar forma de redacción del autor, la inverosímil trama, la más que absoluta certeza en los comportamientos de los personajes, el miedo a imaginar que algo así pudiera suceder contribuyeron a aumentar mi estima por el portugués. 



Un tiempo después, cuando ya no tenía novio ingeniero y mi interés por las obras literarias (y por consiguiente toda la responsabilidad hacia lo que me decidía a leer) era exclusivamente mía, adquirí en una librería de segunda mano, y por poco más de cincuenta céntimos, Todos los nombres. Confieso que a día de hoy no recuerdo de qué iba y que la historia me decepcionó. Pero bueno, José Saramago me caía más que bien y podía perdonarle aquel libro muy por debajo del nivel del anterior.

Por eso, cuando la semana pasada me topé con José y Pilar no dudé en que tenía que ver aquel documental.  Porque además de por escritor, Saramago destacaba por su personalidad, por poseer un carácter extraño en estos tiempos. El que fuera Premio Nóbel se proclamaba comunista en cuando la moda era el capitalismo, vivía apartado en la isla de Lanzarote y jamás dejó de moverse a pesar de su edad, y de su enfermedad.

José y Pilar nos abre una ventana (enorme) por donde poder espiar la cotidianeidad de una peculiar pareja. Él, escritor y octogenario. Ella, periodista y con casi treinta años menos. Una historia de amor sutil, intensa, de esas que provocan envidia. Saramago necesitado de Pilar. Pilar organizadora de Saramago. La planificación metódica de la agenda. El impulso necesario para coger otro avión. Portugal que no lo quiso, y él que ama a España, a su isla. 



La escritura como profesión. La humanidad como razón de ser. La poesía como forma de unir imágenes. Así es este documental de más de dos horas en el que quedas abstraído. Porque tal y como él dijo, "el viaje no termina jamás. Sólo los viajeros terminan, y también ellos pueden subsistir en memoria, en recuerdo, en narración. El objetivo de un viaje es sólo el inicio de otro viaje".


Puedes ver el documental aquí

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