El Blog

domingo, 30 de noviembre de 2008

Proceso de Bolonia y otras manipulaciones

Basta. Basta ya de manipulación informativa, basta de vendernos las mentiras como verdades indiscutibles. Basta ya de tomarnos el pelo como si fuésemos ciudadanos imbéciles...

A veces me pregunto qué clase de persona soy. Posiblemente un bicho raro, alguien fuera de lo común. Mientras mis compañeros de Erasmus rezan porque los aprueben sin hacer nada, yo estoy deseando encontrarme con algún profesor que me ponga las cosas un poquito difíciles, alguien que no me regale los aprobados. Sí, me gusta sentir que soy capaz de superar pruebas, me gustan los retos y me gusta sentirme útil para la sociedad. Pero parece que en una profesión tan importante como la que voy a realizar (periodismo), en el proceso formativo esto no cuenta.

De todas formas, no es éste el motivo que me lleva hoy a escribir. La razón es mucho más importante. Como todas las mañanas, he entrado en las páginas de El País, Público y Rebelión. Pero hoy me he parado especialmente en la primera. Reconozco que la única sección que me gusta de este periódico cada vez más "global" es la de opinión. Las viñetas y los artículos de sus colaboradores son sencillamente extraordinarios. Pero ahí estaba, un titular grande, llamativo: Errores sobre Bolonia. Un editorial... enfrentándome a mis miedos, lo abro. Para quien no quiera leer el artículo entero, creo que con este párrafo nos podemos hacer una idea:

"En la sociedad de nuestros días, la Universidad no puede conformarse con la función de crear conocimiento. Ha de ser un instrumento de equidad social y de dinamización económica. Quienes desdeñan la importancia de introducir en la Universidad mecanismos de colaboración con la industria o de capitalización del conocimiento creado en forma de patentes o de empresas spin-off"

Y es ahora cuando me retrotraigo a aquello que escribí hace cerca de un año, Irresponsable.

"Me declaro oveja negra. Lo grito con todas mis fuerzas. No voy a conformarme con ser una más, una de las que juega y apoya al sistema. No voy a estudiar las estrategias de comunicación más favorables para una empresa, me niego a transformar en bueno para el mundo lo que para mis ojos es la cosa más horrible que está ocurriendo en nuestra era. Me dan asco las informaciones manipuladas para que los buenos sigan siendo buenos y los malos, malos. Me repugna que ni un solo medio de comunicación sobresalga y diga que Juan Carlos actuó mal, por miedo a que de este razonamiento se derive que apoyan a Hugo Chávez (y digo yo, ¿el afirmar que el Sevilla jugó un mal partido implica necesariamente que el Betis lo hizo mejor que ningún otro en la liga?). Lloro cuando leo que la Plataforma antifascista está relacionada con ETA y otros grupos terroristas. Me apuñala el sistema de vayamos-todos-juntos-y-no-te-salgas-del-rebaño-porque-esto-es-lo-mejor-que-tienes-y-no-lo-cuestiones. Me salen sarpullidos con los medios que van de izquierdistas y de progresistas y lo único que hacen es transformar un poco la realidad para ser capaces de acercarse más a aquellos que, queriendo calmar sus conciencias, se autodenominan luchadores por la justicia social."

Pues sí. Dicen que la edad te cambia, pero sigo declarándome oveja negra. Y señores de El País y otros medios, no traten de vendernos lo que no es cierto. Somos seres pensantes y sabemos buscar otras vías de información. Si protestamos durante semanas enteras, a nivel europeo, no es porque haya habido un malentendido, tal y como afirmáis. Es porque, sencillamente, en el afán neoliberal en el que vivimos también se quiere meter en ese saco a la universidad.


Y por ahí, no pasamos. ¡No a Bolonia!

viernes, 28 de noviembre de 2008

Hablar por hablar

"Hoy quiero hacer canciones
que no digan nada.
Quiero hacer poesía
sin palabras"
Carlos Chaouen

Llueve. Y hace frío afuera. Acabo de escuchar un trueno enorme. Estoy sola en casa. Es el momento exacto en el que me metería en las sábanas y escribiría, escribiría mil y un poemas, quizá dedicados a tí, quizá inventando historias de príncipes y princesas. Quién sabe si alguna crítica social, quejándome del mundo. A lo mejor lo hago ahora, cuando me prepare una buena taza de leche caliente...


"No te vayas de mis manos aunque te mueras de frío, porque cuando llegue el alba no sorportaré el rocío". De nuevo Chaouen. Joder, Téramo es terriblemente triste de por sí, pero en días como este parece invitar a todos los seres con atisbos de vida a suicidarse. ¿Cómo sobrevivir cuando anochece a las cuatro de la tarde (¡en noviembre!) y no se puede salir de casa por el frío? Además, no tengo zapatos adecuados para la lluvia. Y todo el mundo sabe que mojarse los pies es la sensación más horrible del mundo. Sólo la tentativa opción de entrar en calor con un par de copas me hace pensar eso de reunirme con los demás Erasmus o no.


En definitiva, que me encuentro apática, nostálgica, con ganas de querer, de estar en casa (en la mia) con la estufa puesta. Si escribo y me sale algo decente, lo colgaré próximamente.

(Aunque posiblemente esto no lo lea absolutamente nadie, disfruto escribiendo únicamente para mí. No es egocentrismo, es amor propio.)

martes, 25 de noviembre de 2008

¿Por qué motivo vemos como un fracaso todo aquello que no nos sale bien? Me hago esta pregunta ahora, mientras hablo con una amiga a la que, por circunstancias ajenas, la aventura que emprendió hace apenas un mes y medio le está saliendo algo mal. Me he tomado la libertad de dividir a los seres humanos en dos grupos:

1) Aquellos que tienen motivaciones e inquietudes

2) Aquellos que son conformistas y no aspiran a nada

Ciertamente, no conozco a nadie que esté a mitad de camino. O eres de un tipo, o eres del otro. Yo, desde pequeña, siempre sentí gran admiración por los del primer grupo. Veía a mis primas, diez años mayores, que empezaban a encaminar sus vidas, sus experiencias, los primeros trabajos, los primeros novios presentados a la familia, las primeras rupturas. Veía a mi abuela, ya con sesenta y largos años, que cargaba con ese horrible cáncer pero a la que nada le podía. Tengo muchos recuerdos de ella, pero sin duda lo que más la caracteriza es su fuerza, su valor. Jamás olvidaré cómo el dolor la corroía por dentro pero para no preocupar esbozaba esa sonrisa. Y así me fuí yo contaminando, me fui creando una persona con mil inquietudes, que piensa que toda una vida no basta para todo lo que hay que hacer y aprender y vivir y viajar y leer y escuchar...

Del segundo grupo, no hay mucho que decir. Pueden ser desde simples aristócratas hasta toxicómanos. Su situación les parece perfecta. Todo lo saben, todo lo sienten y todo lo conocen. Posiblemente sean los más felices, puesto que no les pica ni una sola vez el gusanillo del conocimiento y viven ajenos a la realidad. En definitiva, son la antítesis del "Sólo sé que no sé nada".

Pues bien, vuelvo a mi amiga. A ella, sin duda alguna, la encajaría en el primer grupo. Es el prototipo de chica intelectual, universitaria, comprometida, solidaria, trabajadora. Son sólo cinco adjetivos, pero me parece que a todo el mundo le llega para hacerse una idea. En definitiva, es lo que toda persona del primer equipo tiene el ideal de lo que hay que ser. Pero tales son las paradojas de nuestra existencia que, aún siendo así y teniendo el valor de enfrentarse a todo lo desconocido, ha empezado a jugar y ha puesto un pie terreno peligroso: el de menospreciarse. Sólo jugaba con su imaginación, pero tantas han sido sus ganas por creerse quien no es que se ha encerrado en su juego. Seguramente, si a ella le contásemos su caso desde fuera diría algo así como que "qué injusta es la vida, pero que valiente ha sido menganito", o "debería seguir intentándolo, tiene capacidad para salir adelante".

Lamentablemente, esto es lo incomprensible de nuestro ser. En sólo un día podría reunir al suficiente número de personas para saturar su cuenta de correo y que le dijeran lo maravillosa que es, para que le sacaran a relucir una sonrisa, para que se percatase de cuánto vale. Pero de nada serviría. Ella seguirá obstinada en considerarse menos que los del segundo grupo, en castigarse y flagelarse, y hasta que su imaginación deje de jugarle esta mala pasada el mundo seguirá sin contar con una de las cosas que más falta le hace: personas críticas que sean consciente del poder que tienen.


PD/ Sí, esto está escrito sólo para esta amiga. Pero ella se lo merece, y quería que supiese que para mí es todo un ejemplo a seguir. Una especie de heroína particular.
PD2/ No sé si se entiende algo de lo que he escrito. Tanto Peter Pan en italiano me tiene trastocado el cerebro.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Dónde salir de fiesta si vienes a Téramo

Como se puede comprobar por el tiempo que llevo sin escribir, esta última semana en Téramo no ha sido nada especial. Después de haber vuelto de Roma el miércoles pasado mi vida ha consistido en dormir, estudiar un poco (lo necesario, sólo para no sentirme demasiado mal), beber y, desde que tengo internet en casa, viciarme delante de la pantalla haciendo mil cosas. De hecho, hoy me he dado el gran gustazo de desayunar una tostada con aceite, jamón y tomate y una buena taza de café con leche mientras leía las noticias que El País, Público y Rebelión publicaban. Ya se sabe, hay que contrastar la información.

Lo único más destacable son las salidas nocturnas. Sobresalen tres: noche en El Olmo, noche en Pescara y noche en la Heaven.

La primera tuvo lugar el jueves pasado, y fue una de estas noches en las que se sale "sólo" para tomar una cerveza y regresar temprano a casa. Pero... ¡oh milagro! ¡Hay gente en Téramo, el bar no ha cerrado a la una y media! Vamos a tomarnos una copa entonces. Aunque yo no llevo dinero... no es problema porque me invitan. Y, sinceramente, no sé qué mierda tan grande llevaba ese cubata porque sólo con uno me cogí un pedo enorme. A decir verdad, hace tan solo tres meses, cuando aún vivía en España, podría haberme emborrachado con tan nimia cantidad de alcohol, pero desde que pisé tierras Italianas... en fin, pasemos palabra que nunca se sabe quién leerá esto y no es plan de quedar mal delante de papá y mamá. Lo dicho, noche divertida y completa. Además muy económica, que todo hay que decirlo.


En cuanto a la noche en Pescara, mis compañeros ya eran más veteranos. Para quien no lo sepa, Pescara es una de las cuatro provincias del Abruzzo (L'Aquila, Pescara, Chieti y Teramo). Está a una hora mas o menos en el tren y hay que esperar hasta las cinco y media de la mañana para poder volver a nuestro pueblo. Aún así, la noche tiene (mucha más) vida. La verdad, me divertí bastante. Mucho ron Bonito Viejo, mucha lluvia y muchos amigos. Incluso descubrí facetas de algunos que hasta ese entonces imaginaba imposibles. Allí que iba Beto con los ojos en blanco, casi como un zombi, al borde del coma etílico... y zás! después de haber caminado bajo la lluvia durante media hora tiene que echar la pota en la estación. Raúl con los ojos como platos, sin para de reirse, Víctor contándonos la realidad de la comunidad gallega (que es muy dura, por cierto)... Así hasta las siete y media de la mañana, cuando me metí en mi preciosa cama.

Y, por último, el sitio donde más he flipado. Disco Heaven, a quince minutos en autobús de Téramo, es sin duda alguna en el que más afloran la líbido y la lujuria. Besos por aquí, toqueteos por allá, embestidas que parecían que la mesa del dj iba a caer al suelo. Y una, que en su horrible condición de ser humano con vergüenza y moral no es capaz de entender nada, se pregunta si es que eso de liarse cada noche con uno, eso de ser infiel a diestro y siniestro, eso de llevar una lista de a cuántos me he tirado esta semana y hacer competiciones es lo normal a los veintipocos años o si es que la aquí presente es una mojigata aburrida que realmente no sabe aprovechar su experiencia Orgasmus.

En definitiva, como le comentaba al buenazo de Carlos... "Chico, que si tú todavía no has pillado nada no es porque no valgas, es porque todavía te queda un poco de dignidad y de decencia. Que follar por follar no sirve para nada".




PD1/ La foto no es de ninguna de estas tres noches, pero aún no me han pasado ninguna y ya tanta letra aburre. Aunque eso sí, es en la puerta de El Olmo.

PD2/ Dejo el enlace de una noticia que he leído esta mañana:
- La matanza de Pando

Pero no pasa nada. Que el mundo siga su rumbo... ¡¡Hay que joderse!!

jueves, 13 de noviembre de 2008

Roma e Napoli

Va bene, después de haber pasado ya por dos de las ciudades más importantes de Italia, es momento de contar un poco la experiencia. En tres semanas he visitado dos lugares maravillosos (de hecho, he repetido estancia en uno de ellos), totalmente diversos entre sí pero con una magia arrolladora.

El 23 de octubre cogimos el bus para Nápoles, y aunque en el grupo éramos nueve personas nos sentíamos un poco indefensos e inseguros. Eran tantas las historias que nos habían contado de la ciudad de la camorra que nos esperábamos lo peor, ser atracados, ver tiroteos o ir siempre en tensión a todos los lugares. Pero lo cierto es que lo que pude ver fue, sobre todo, mucha vida. Cuando nos bajamos en Piazza Garibaldi solo oía el sonido de los cláxones y veía a gente y más gente pasar. Todo era un poco confuso, teníamos que encontrar el hostal antes que nada y después dedicarnos a investigar. En nuestro mal italiano le preguntamos a una señora que nos indicó el camino y nos dijo que podíamos ir andando. Así que allá fuimos. Con nuestras maletas a la espalda, acostumbrados a la tranquilidad de Téramo, aquello resultaba monstruosamente inquieto. El trayecto duró más de media hora, pero mereció la pena. Una primera toma de contacto con la ciudad maldita que jamás olvidaré. Después, durante los tres días en los que anduvimos por sus calles, tuve el tiempo suficiente como para comprender que lo único que se puede sentir por una ciudad así es admiración y ternura. Admiración de ver esos edificios majestuosos, elegantes, enormes, clásicos, herencia de todas las etapas que la memoria puede recordar. Admiración al ver cómo las motos esquivan a coches y peatones, siendo capaces de vencer a cualquier piloto de GP si se lo propusiesen. Admiración también ante las sábanas colgando entre balcones. Y ternura de comprobar cómo en su rebeldía Nápoles aparenta ser lo que no es, cómo su gente te responde con amabilidad y con una sonrisa en la cara, cómo los estudiantes se encierran y protestan, cortando todas las arterias de su mapa de carreteras. Ternura de ver a los basureros limpiando a las dos de la mañana, a pesar de ser conscientes de que, casi por arte de magia, en unos segundos todo volverá a ser como era. De la misma forma, no olvidaré mi sorpresa al comprobar la gran similitud de este lugar del mundo con la lejana capital de Bolivia. A pesar de que en una las casas sean de madera y ladrillo y en otra los palazzi y museos te acosen por donde vayas, tuve la sensación de que tenían la misma esencia.

Mención aparte merece Pompeya, sumida en el letargo y la magia de su propia leyenda te envuelve casi sin quererlo. De repente te imaginas romana, yendo camino del anfiteatro, o te crees patricia al mirar los murales de las casas. Saltando de piedra en piedra, por una callejuela por la que pasaron tantos antepasados, te das cuenta de que al final todo estaba ya inventado: desde los gimnasios (palestra), hasta los burdeles con sus escenas eróticas o los bares donde comer algo caliente y beber hasta no poder más.

Por último, debo hacer un pequeño esbozo de Roma. En las últimas dos semanas he estado dos veces, la primera con mi madre y mi hermano y la segunda con Javi. Aún así, pienso que podría volver mañana mismo y maravillarme de nuevo con todo su esplendor. Roma alberga, en su propio nombre, toda la grandeza de la historia. Desde el flamante Colosseo, objeto de postales y fotos, hasta su tímida San Pietro Invincoli, resguardada de tráfico y multitudes. Cualquier iglesia, cualquier rincón, cualquier pedrusco está cargado de cuentos y verdades, de historias de romanos y gladiadores. Trastevere, la Boca Della Veritá, la Isola Tiberina, los Museos Vaticanos, la Cúpula de San Pedro, la Fontana di Trevi, el Foro y el Palatino, Sta. Maria la Maggiore, Castel Sant Angelo, las esculturas de Bernini, los frescos de Miguel Ángel, las estancias de Rafael, la tumba de Juan Pablo II, las catacumbas de los monjes capuchinos, Piazza Navona, Campo di Fiori, Piazza del Campidoglio… Son algunos de los complementos que hacen de Roma una ciudad museo. Aunque, como todo, tengo mi rincón favorito, que no es otro que el Panteón. Me he maravillado observándolo de día, de noche, con luna y con frío, rodeada de más y más turistas, con vendedores ambulantes que socavan las fantasías de mi mente. Me he maravillado y no puedo dejar de pensar que, sin duda, no obra tan perfecta como esta.

Con lo poco que cuento es imposible hacerse una idea de nada. Pero estoy segura de que quien haya visitado alguna de estas dos ciudades estará de acuerdo conmigo en todo lo que digo. En definitiva, que cuando me da por pensar todas las cosas malas que he contado en mis anteriores entradas, no puedo hacer otra cosa que obligarme a ser consciente de que tengo el Coliseo a tres horas de camino. Y sabiendo esto, es imposible que no te salga una sonrisa en la cara.


PD1/ Isa, imagino que los “atrasos” y cosas extrañas que veo en Italia no tienen comparación con lo que te pasa a ti, pero tú no estás en Europa.

PD2/ Con respecto a Roma… es justo decir que se ve con ojos muy distintos dependiendo de la compañía. Fontana di Trevi sabe mucho mejor cuando pido un deseo y luego te beso. Gracias por dejar que te acompañe y acompañarme a cada rincón del mundo. Y eso que sólo acabamos de empezar.

lunes, 10 de noviembre de 2008

De italianos va la cosa

Esto lo escribi hace algunos dias, pero no he podido actualizar hasta hoy. Prometo que pronto escribire algo sobre Napoles y Roma, las dos ciudades que de momento me han hechizado (una mas que otra)... De momento dejo tambien como comentario que los de ya.com son unos sinverguenzas (con dieresis en la u), porque desde servidores italianos si funciona mi blog anterior. Se ve que en Espana o eres de su compania o pierdes todo lo que tenias...



Hoy han venido a instalarme el teléfono fijo e Internet, pero parece que de momento no funciona. Sigo actualizando y escribiendo desde el Empatía, el bar en el que todos los que somos un poco viciados nos vemos por las tardes.

Ya escribí hace tiempo sobre la situación política aquí en Italia, y hoy quiero hacerlo de la forma de ver el mundo de la sociedad italiana. Aún no sé demasiado, y quizá peque de bocazas, pero las impresiones que he recibido hasta el momento y las comparaciones con los otros chicos erasmus me hacen pensar que no me equivoco mucho. Lo que más me ha llamado la atención es, sin duda, el machismo. Reconozco que nunca he sido gran amante de mi patria (será por eso de haber nacido en Jerez, crecido en Gran Canaria y estudiar en Sevilla, que no me siento de ningún lugar), y que siempre critico a España por todas sus carencias. Es cierto que estaba absolutamente convencida de que éramos de los más retrógrados en muchos aspectos, algo que en parte tenía su lógica por la horrible dictadura de la que aún nos estamos curando y por la que tantas lágrimas he derramado. Pero la realidad me ha dado de bruces en la cara. Cosas como: “No me compro estos zapatos porque a mi novio no le gustan”, “¿por qué dejas que él friegue los platos?”, “no me he ido de viaje con mis amigas porque estaba con un chico” son de uso común entre las jóvenes. Otro síntoma de machismo, y no sé si quizá el que más, es la televisión. La figura de la azafata modelo, que en España la hemos recuperado con La Ruleta de la Suerte, aquí está absolutamente vigente. En el mismo programa, en su versión italiana, tiene a una especie de mujer con tetas de silicona, minifalda y rubia platino. Los planos de los cámara son picados y contrapicados, dependiendo lo que se quiera enseñar (entiéndase qué parte de la mujer). Pero no es en el único. Prácticamente en todos hay una, dos o un grupo de chicas-modelo que no tienen ninguna función específica pero que ayudan a crear un decorado bonito. Hoy, además, he visto un anuncio bastante… simpático. Aparece una mujer mayor, de unos 60 años o más, en una casa antigua y con una máquina al lado. Empieza a hablar y nos cuenta que alguien de su familia se va a casar (¿sobrina? ¿nieta?) y que ya sabe qué regalarle: ¡una máquina para hacer pasta! Es igual que la que le regalaron a ella, pero motorizada para hacer el trabajo más fácil. Es obvio. No puedes contraer matrimonio si antes no te has especializado en el arte de satisfacer a tu marido con la cocina más selecta que puedas hacer.

Otro aspecto bastante distinto es la higiene. El mítico bidé que en todas las casas españolas sirve para colocar la ropa sucia o para lavarte los pies cuando apestan o los traes sucios de unas sandalias, en la bella Italia conserva su uso primigenio. Allá que se enjuagan todas con su Gel Íntimo a diario, pero de la ducha ni hablar. Quizá… quizá dos o tres veces por semana, y ya va bien. De la misma forma, el gran invento español de la fregona, que tanto nos facilita la vida, parece ser que aquí no está muy interiorizado. En casi todas las casas limpian el suelo con un trapo amarrado a una escoba. Se trata de mojar el trapo, escurrirlo y atarlo. Empiezas a limpiar y cuando te quede la mitad vuelves a cogerlo con las manos y repites la operación. En definitiva, solo esparces la suciedad del suelo y encima tienes que tocar toda la mierda.

Así que, visto lo visto, y por mucho que me pese reconocerlo, creo que en España se vive como en ningún otro sitio. Con todo lo que tenemos criticable, con nuestras horribles corridas de toro, con los millones que se lleva la iglesia, con la Semana Santa, con los capillitas, con los señoritos sevillanos, con la Duquesa de Alba, con la telebasura, con Gran Hermano, con la Terremoto de Alcorcón, con las obras de Madrid, con el SAS, con las reformas de educación… Con todo esto, nadie más en el mundo puede tomarse una Cruzcampo en el Salvador, nadie puede hacer una tortilla de patatas como nosotros, nadie tiene un jamón serrano como el de Jabugo. Aish, como lo echo de menos…


PD/1: Otra cosa que no hay aquí son pipas. Pipas con sal, de girasol, de toda la vida. No existen.

PD/2: También me gusta que el español sea mi lengua materna. Me encanta llorar escuchando a Silvio Rodríguez cantando Ojalá.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Cómo no decir nada en 379 palabras

Partimos de la base de que el ser humano es inconformista por naturaleza. Partimos de la certeza de que a veces parece que nada es suficiente para calmar nuestra sed devoradora de emociones. Y yo no sé si es que para ser escritor hace falta estar en un estado de tristeza y nostalgia constante o que realmente las palabras y las letras no se han hecho para mí. Podría en este instante hacer una crónica detallada de los cuatro días que he pasado en Roma con mi madre y mi hermano. Si quisiera, podría también hacer un artículo de opinión sobre mis percepciones de lo que un día fue la capital del imperio. Creo que incluso, si me lo propusiese, podría desarrollar un extenso reportaje de cinco folios (incluidas las fotografías) destacando lo más llamativo. Pero no. Quizá es que no soy periodista. Quizá es que estoy olvidando la profesión. Además, ya casi he olvidado el QuarkXPress.



En estos días me ha dado por pensar en todo lo que me falta aquí. Me falta una buena cruzcampo acompañada de una tapa de ensaladilla. También mis dos compañeras de piso-amigas-hermanas, con las que nunca salí de fiesta pero que me aguantaban a diario. Me falta mi camarada Adri, que en su cénit revolucionario está en la isla de Cuba, conquistando ideologías, y con él nuestra tercera militante, Carmen, trío de manifestaciones y protestas. Me falta mi Universidad de Sevilla (¡quién lo diría!) con su Liñán paseando por los pasillos y los cafés en la puerta. Me faltan mis paseos en bicicleta, a la orilla del Guadalquivir, en una tarde de otoño en la que las hojas se caén y el parque de María Luisa duerme a las ocho de la tarde. Me falta una conversación con John, en la que el alma saque a relucir sus arrugas más llenas de polvo. Y hablando de polvos, me falta él también. Echo de menos los besos que hacen daño y los arañazos en la espalda.



Finalizamos sin decir nada nuevo. Dejo dos semanas de este ciber-diario en blanco, sin decir nada. Ni reportaje de Roma, ni esbozo a Nápoles, ni esquela a Pompeya. Ni crítica a Téramo. Finalizamos como empezamos... y el que quiera saber qué tal estoy, ya sabe mi dirección.