El Blog

miércoles, 9 de marzo de 2011

Tarjeta SUMA, la crónica de un robo perfecto

Sin saber aún cuáles son las incidencias más graves que ha podido ocasionar esta nueva forma de pago del transporte público urbano e interurbano de Gran Canaria, hay dos consecuencias negativas obvias y que merecen ser denunciadas: la pérdida de tiempo y la de dinero.



La historia es la de siempre. Un grupo de políticos, sumado a una red de intereses empresariales privados, comienza a trabajar con en una idea que a priori se tercia buena, y como si de algo inherente a la casta de la que les hablo se tratase, terminan por convertirla en un auténtico desastre cuyos platos rotos pagan los ciudadanos.


La tarjeta SUMA, TransGC, o tarjeta sin contacto, es el motivo que me lleva a escribir estas líneas. Su funcionamiento es "sencillo". El usuario realiza una recarga de al menos 20€ que se registra en un monedero virtual. Cada vez que se suba a la guagua debe pasarla por un lector magnético que, para empezar, cobrará el trayecto completo de la línea utilizada. Por último, en el momento de bajar, el susodicho usuario debe volver a pasar la tarjeta por otro lector que le reintegra el importe correspondiente. Veámoslo de un modo práctico. Si quieres ir de Las Palmas al Cruce de Melenara (13 kilómetros; 1,60€) y utilizas la línea 001, se te cobrará todo el trayecto, que en este caso es hasta Mogán (80 kilómetros; 9€ aproximadamente). Cuando finalices tu viaje, se te devuelven los 7,40€ no utilizados.

Bien. Posiblemente muchos dirán que tampoco es tan descabellado, que en muchas ciudades se utilizan sistemas parecidos y  no va tan mal. De hecho, ese es uno de los argumentos que la Autoridad Única del Transporte (AUT) ha utilizado como defensa. La cuestión es que aquí, si se puede robar, se roba. Y sin escrúpulos. Por consiguiente, el balance que realizo es el siguiente:


1. Antes de la implantación de esta tarjeta, el usuario podía elegir entre diversos bonos según sus necesidades, con diferentes tipos de bonificación con respecto al precio del billete sencillo. Ahora, aquellos que utilizan el transporte público a diario verán cómo se incrementa el presupuesto mensual que destinan a dicho fin, incluso en un 50%.

2. A pesar de que la tarjeta SUMA estaba anunciada desde hacía tiempo, su implantación ha cogido por sorpresa a la mayoría de clientes (fallo que compete a la empresa, por no saber realizar una correcta campaña de márketing). Además, en el mismo momento de su entrada en vigor (enero de 2011) dejaron de fabricarse el resto de bonos, creando una especie de psicosis colectiva ante el temor de tener que pagar en metálico cada viaje que se realizase. Como consecuencia, el número de personas que se agolpaban a las puertas de la oficina para tramitar su tarjeta sin contacto era desorbitado, teniendo que aguantar colas de hasta tres horas en muchas ocasiones para poder disponer de su carné.

3. El método de cobro y reintegro es nefasto. En mi caso, empecé a percatarme muy pronto de que el saldo de mi tarjeta no correspondía al gasto que, según mis cábalas, había hecho yo en los días de uso. Así que empecé a anotar religiosamente los trayectos que realizaba cada día. Al final, llegué a tener hasta 15€ menos, dinero que sólo se me devolvió después de varias colas, reclamaciones, idas y venidas a las oficinas. Señalo que estas reclamaciones se han repetido en tres o cuatro ocasiones, con sus correspondientes pérdidas de tiempo.

4. El único punto que parece ser favorable a este método de pago es el de la posibilidad de realizar transbordo entre todas las compañías de transporte de la isla. Aún así, también este beneficio ha quedado eclipsado por la ineficacia de los correspondientes chupópteros. ¿Cómo se puede comenzar a usar un sistema estando implantado sólo en las guaguas de GLOBAL, obviando los transbordos con GUAGUAS S.L. u otras de ámbito municipal en Telde o el norte de la isla?

En conclusión, que todo queda en una nueva forma de rellenar las arcas de unos individuos a costa de los de siempre. ¿Cuántas personas habrá que ni se percaten de esos pequeños desajustes en el saldo de sus tarjetas? ¿Por qué obligan a recargar grandes cantidades para poder beneficiarse de mayores descuentos? ¿Por qué no facilitan una cuenta personal donde cada usuario pueda verificar los movimientos que se han realizado con su tarjeta, como ocurre con la del banco o con la de las bicis de alquiler en Barcelona? Preguntas que, una vez más, se lanzan al aire y se quedan sin respuesta.


2 comentarios:

Anonymous dijo...

This is África:(:(:(

Anonymous dijo...

http://alternativasglobal.blogspot.com/2011/02/la-tarjeta-suma-o-la-gran-estafa.html