El Blog

sábado, 27 de diciembre de 2008

Vocación o necesidad, de Adrián Tarín

Generalmente los individuos realizan algún oficio por dos cuestiones: por vocación o por necesidad -es decir, sin vocación-. No quiero parecer que afirmo que aquellos que ejercen su profesión por vocación no padezcan necesidades que sirvan también como motivo para el mismo.

Creo que todos estaremos de acuerdo en que aquel que labore sin vocación será un mal profesional. Esto se amplía a cualquier ámbito del trabajo, no sólo a la policía antidisturbios. El problema radica en que frente a un dependiente sin vocación -es decir, mal profesional-, puedes cambiar de caja o de establecimiento. Ante un maestro sin vocación -es decir, mal profesional- puedes escoger ir a otro colegio o cambiar de grupo escolar. Ante un médico sin vocación -es decir, mal profesional- puedes ir a otro hospital o consulta. Pero ante un policía antidisturbios sin vocación -es decir, mal profesional- puedes ir al hospital más cercano con una brecha en la cabeza.

Según esto podríamos decir que el policía antidisturbios con vocación sería un buen profesional. No obstante, aparece una paradoja cuando nos planteamos cuál es la vocación del policía antidisturbios. Un agente cualquiera, o uno especializado en criminología, puede mantener que su vocación es velar por la seguridad ciudadana y el cumplimiento de la ley, e incluso puede que tenga razón y que firmemente lo crea, puesto que sus métodos no están estrictamente ligados a reprimir. Sin embargo, si un policía antidisturbios enuncia que su vocación es velar por la seguridad ciudadana y el cumplimiento de la ley, estaría tan sólo hablando eufemísticamente. O si no, ¿por qué diferentes especialidades para un mismo trabajo? Básicamente el trabajo de un policía antidisturbios es utilizar la fuerza para establecer el cumplimiento de la ley -siendo esta a veces arbitraria en su ejecución-. Por tanto, aquel que elija especializarse en antidisturbios y no ser un agente normal podrá aducir dos motivos: por necesidades económicas -es decir, sin vocación, un mal profesional- o porque le gusta su trabajo. Teniendo en cuenta que su trabajo consiste en emplear la fuerza contra la población y que, además, les gusta: ¿debemos sentirnos protegidos por ellos? Imaginemos que yo tengo vocación de periodista. Mi trabajo consiste en escribir artículos. Ello será algo que, por apasionarme, trate de hacerlo lo mejor posible y con la mayor frecuencia que pueda. La siguiente frase terminenla ustedes: imaginen que yo tengo vocación de antidisturbios.

4 comentarios:

Anonymous dijo...

Bueno al fin y al cabo muchos policías hacen que su profesión en realidad no sea su vocación , del 90 % el 10 podrían tener vocación, el resto, se cree que porque sean policías y tengan una porra ya son los reyes del MAMBO, y si no un día ejemplar son los carnavales…. Donde haya barullo allí están ellos mandando, y esperamos que no te encuentres allí por que a ellos les das igual, si estas en el barullo porrazo que te meto y luego vete a protestar.....
En fin que al final acabas en el hospitalito de cruz roja con una brecha en la cabeza y sin poder seguir reclamando tus derechos… por que ellos siempre tendrán la razón…. Así que mejor te callas y te vas para tu casa…. Sin decir MU

UN BESOO ENORMEEEE

exflatmate dijo...

too much for me...acabo de llegar de ankara (10 horikas de bus) y no tengo fuerzas para escribirte un analisis profundo de tu texto...lo maximo que puedo decir es que es mu boniko!! jeje

muchos besos y k tengas feliz noxevieja!!!

Multe dijo...

Querida y amada exflatmate, debo decir que el texto no es mío, sino del señorito Adrían Tarín (tal y como reza el titular), más conocido como Adri. Creo que le sonará por haberle hablado en múltiples ocasiones de él...

Un abrazo. Estoy impaciente porque me cuentes tus peripecias turcas :)

Anonymous dijo...

Increible el texto. Felicidades a Adrián