El Blog

martes, 8 de diciembre de 2009

Relaciones inesperadas

Los sentimientos son una cosa extraña, intangibles, incorpóreos, insospechados, indomables... pero a pesar de todo están ahí, los sientes, te duelen, te hacen cosquillas, te rascan la barriga antes de ir a dormir. Y también, sin previo aviso, pueden cambiar. Como toda buena historia de amor.

Creo que hoy he empezado a querer a Barcelona, a esta ciudad tan universal, tan cosmopolita, tan vacía y desamparada. En dos meses me he perdido entre cruces de avingudas y carrers, he bebido en algún que otro bar, he asumido el papel de turista y el de guía para turistas, he retratado el movimiento a través de mi objetivo, me he convertido en una víctima más para el estrés, he aprendido que el cambio de línea en Passeig de Gracia es desalentador y que El Raval por la noche no es aconsejable.

Pero es hoy, no sé muy bien porqué, cuando advierto que entre transeunte y transeunte, entre codazo y codazo, hay dos manos que se rozan y se agarran, hay historias que sólo podrían ser posibles aquí. Dos chicas se besan en el metro, son de Andalucía e imagino que vienen a Barcelona a besarse en todas las estaciones de la ciudad sin ningún pudor, delante de revisores y de señoras con abrigos de visón. Un japonés pasea a su bebé en el carrito, y de repente dirige una sonrisa cómplice a la mujer que está sentada a mi lado, occidental con la que posiblemente comparta más que unos labios. Hoy, advierto que la amabilidad se había disfrazado de prisa sólo por juguetear, que el civismo impera y que aquí jamás podré aburrirme.

Es en un día de diciembre cuando me percato de esta temperatura cálida que mi piel y mis huesos agradecen y saben valorar, acostumbrados a soles subtropicales y vientos de azahar; cuando me refugio en el espacio inmenso de la mar, que me tranquiliza, me mima y me mece y deja a mis espaldas el alboroto y el bullicio. Beber una taza de té caliente mientras en mis dedos se cuela la arena, granos que se adhieren a mi piel igual que antes se adhirieron a otras pieles, y observar la línea horizontal tras la que sé que espera el país que también me acogió hace unos meses.

Hoy puedo decir que empiezo a ser un poquito feliz con esta ciudad. Esta bien, acepto una segunda cita.

2 comentarios:

cjp dijo...

"Hay historias que solo podrían ser posibles aquí" esa es la magia de esta ciudad. Eso fue lo que me enamoró a mi de ella en la primera cita fugaz, lo mio fue un flechazo a primera vista. Pero el enamoramiento también surge con el tiempo, con las vivencias, estoy segura que al final del año, tras varias citas, quedarás totalmente enamorada de la caotica, pero mágica ciudad condal.

cjp dijo...

"Hay historias que solo podrían ser posibles aquí" esa es la magia de esta ciudad. Eso fue lo que me enamoró a mi de ella en la primera cita fugaz, lo mio fue un flechazo a primera vista. Pero el enamoramiento también surge con el tiempo, con las vivencias, estoy segura que al final del año, tras varias citas, quedarás totalmente enamorada de la caotica, pero mágica ciudad condal.