El Blog

viernes, 5 de marzo de 2010

Promises


Prométeme que sonreirás cada día al despertarte. Prométeme que no volverás a pensar en las bombas, las piedras, los muertos. Prométeme que olvidarás tu rencor y tu odio, que dejarás que salgan por los poros de tu piel evaporándose más allá de las nubes. Prométeme que tenderás tu mano para ayudar a quien tienes al lado, porque es posible que esté tan perdido y desamparado como tú, que tampoco entienda lo que está ocurriendo y que por las noches estrelle su pequeña cabeza llena de dudas sobre una almohada empapada en lágrimas. Prométeme que vivirás, pequeño... que vivirás y amarás y tratarás de salir de este infierno que los demás te han dejado como herencia. Prométeme que educarás a tus hijos en el respeto. También yo necesito creer que todo esto tiene solución.


Palestina e Israel. Dos estados enfrentados desde hace más de medio siglo en el que los detalles insignificantes están cargados de ideología, de una importancia que no les corresponde. ¿Cómo convivir con un vecino que ha asesinado a tu familia? Bueno, quizá él no, pero sí los de su bando. Y cómo conseguir no tener prejuicios cuando te han bombardeado desde tu nacimiento con la historia de los buenos y los malos? En este magnífico documental, dirigido por Justine Shapiro, B. Z. Goldberg y Carlos Bolado, siete historias se confunden y se entrelazan en la ciudad Santa de Jerusalén. Siete historias de niños judíos y árabes que viven a no más de veinte minutos pero que jamás han jugado juntos al balón. Tratando de alejarse de los estereotipos que envuelven al conflicto, Goldberg habla y entrevista a los que no son nadie, a los que han crecido en campos de refugiados, a los que jamás partieron de los campos de concentración. El resultado es desconcertante. Mezcla de impotencia, de dolor, de venganza en los ojos de los niños palestinos. Despecho y prepotencia en las palabras de los jóvenes judíos ortodoxos que repiten palabras aprendidas de sus radicales progenitores sin percatarse de todo el daño que ello conlleva. Comprensión e impotencia en los ojos de los gemelos que aunque son judíos tampoco entienden a los que gritan consignas, aunque sean de su bando, y que se despojan de ideas preconcebidas y dan el paso para la convivencia.


Para el espectador, una sensación de inocencia rota, de pena infinita ante lo que observa. Pero hay una sorpresa, un reencuentro, un partido de fútbol en el que parece que todos son del mismo equipo, en el que los goles se marcan contra el sistema abominable que persiste a causa de los que duermen en palacios y se protegen con guardaespaldas. Es la felicidad efímera de verlos jugar, de observar cómo dejan de ser adultos de metro y medio para convertirse en lo que son, en niños. No durará mucho la ilusión de que quizá ese sea el camino, de que hemos dado con la solución. No durará, y el espectador acaba sentado en su sillón, probablemente con los ojos un tanto hinchados, tan desconcertado (o quizá más) que al principio, maldiciendo a los señores de capa y espada que desde sus despachos se empeñan en organizar al mundo bajo sus propias reglas.


3 comentarios:

Sert Taş dijo...

Buenas,

Recuerdo que vi ese documental en primero o segundo de carrera y me impacto bastante.

El radicalismo respecto a la definición de "el otro" de alguno de los niños es apabullante, a mi me dejo sin palabras. Pense en aquel momento como un niño podría llegar a albergar ese odio...

Para mi uno de los momentos del documental, fue la escena en la que los dos gemelos están con el abuelo en su casa hablando del pasado y de Dios. Sobre todo porque ambos pueblos de alguna forma reclaman esa tierra por motivos religiosos.
Si no recuerdo mal los niños le preguntan a el abuelo si cree en Dios o si Dios existe. El abuelo les responde que si Dios hubiese existido no hubiese dejado que ocurriese el genocidio nazi... puede que dentro de decadas si algun abuelo palestino pueda responderle lo mismo a sus nietos...

Saludos.

Multe dijo...

En realidad el abuelo responde que si hubiese existido un Dios, no habría dejado que en el mundo ocurriesen tantas cosas malas, que hubiese tanto dolor... si lo entendí bien hablaba genéricamente, aunque ahora me dejas con la duda. De todas formas, la actitud de los gemelos (y por extensión de su familia) es la más ejemplar, la que todos deberían seguir para darle solución al problema, al menos desde mi punto de vista. Es cierto que al final caen en la dinámica de la rutina, en lo que está prefijado. Pero al menos dan la oportunidad, tienen ganas de eliminar estereotipos.

¡Saludos!

cjp dijo...

Hace casi un año que vie este documental, incluso hice una entrada sobre el, un documental emocionante en su conjunto, pero yo me quede con un párrafo que dijo uno de los niños:

Cuando veo como matan a la gente me pregunto, por qué, es estupido. Se podría evitar.En una guerra ambos bandos sufren, puede que haya un ganador pero qué es un ganador,mueren personas de ambos bandos, por tanto, ambos bandos pierden".