El Blog

lunes, 30 de agosto de 2010

Romeo & Juliet

El frío comienza a colarse por los huecos invisibles que dejan las puertas y las ventanas y yo empiezo a pensar en chocolates calientes a la hora de la merienda o en los mates que nunca tomo por dejadez, o por no disponer de los utensilios adecuados. O, simplemente, por no ser argentina. Trato de reconciliarme con el mundo en unos días grises que me provocan tanta nostalgia, tanta pereza. Ver la lluvia a través del cristal y no poder cocinar crepes calientes con nocilla para calmar las punzadas metafísicas de las gotas que caen como rayos sobre una piel cubierta por kilómetros de hilo. (Son tantas las ganas de que nos bebamos una botella de vino entre los dos, de que las estrellas nos descubran medio borrachos entre exquisiteces de salmón y delicias de surimi).

Y así, apenas sin darnos cuenta, los días van pasando en un nuevo país, una nueva ciudad... y tú sigues esperando, y yo sigo creando tiempo y velocidad. Los dos continuamos con nuestras vidas, ajenas y unidas por algo superior a nosotros, por una seda invisible que alguien se entretuvo en coser a nuestros costados. No queremos romperla. No podemos romperla. It's true. I miss you...


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