El Blog

domingo, 13 de febrero de 2011



"Y mientras los ultracuerpos 

subidos a estrados recitan sermones, 
hay quien nos dice que no es tiempo 
para hablar de la utopía 
ni de revoluciones, 
que es un anacronismo cantarle a la trova, 
nombrar a Guevara 
y mientras golpean tu fe 
y tu futuro en su fragua."



Anacrónica, creyente acérrima de ideas en las que nadie cree, un Voltiere ilustrado ajena a las corrientes que me rodean. Así me siento. Agobiada y atacada, víctima de esta crisis horrible que es tema de conversación en todo momento. Cuando hablamos de fútbol, del Barça (que ya no se sabe si es fútbol o qué es), de lo verde que está Gran Canaria o de la revolución en el Magreb, al fondo, subyacente, invencible e invisible, continúa el eco sordo de vislumbrar el presente acojonante al que nos enfrentamos. Tener la sensación de estar en una época histórica de las que se estudiarán en las escuelas junto a la Revolución Francesa o el nacimiento de la URSS. Ver como Mubarak agacha la cabeza y por una vez los olvidados consiguen su objetivo. Pero a la vez, junto a la emoción de saberse un espectador privilegiado, están el miedo y la angustia a esa frase de "la historia se repite". Que no quiero imaginarme resguardándome de las bombas, nerviosa en casa por no saber si él llegará vivo o muerto.

Al final, resultará que todos son conjeturas, que la vida sigue y continuaremos manteniendo nuestro nivel de consumo, soñando con una casa propia y un coche en el que meter a los niños. Y será así, incluso después de que las hipótesis se demuestren, porque este sistema ha sabido adueñarse de nosotros para que creamos que no existe nada más. Porque sí, porque es un anacronismo nombrar a Guevara, porque el 90% de los interlocutores te mirarán mal si dejas entrever que tu apoyo en las elecciones irá a un partido marxista, comunista, izquierdista, reformista (de los de verdad). Porque esas palabras dan miedo.

¿De verdad aún no hemos tenido suficiente?

2 comentarios:

Lorena dijo...

Nunca tenemos suficiente... Nos han metido/hemos entrado en una espiral en la que nada es suficiente, siempre queremos más, más, más... pero ey, siempre sin dar nada a cambio, no vaya a ser que nos perdamos un partido de fútbol o nuestro jefe nos mire mal la mañana siguiente.

Antonio Fuentes dijo...

¡Hola! Menos mal que la historia no se ha acabado como nos intentan hacer creer :) Mientres queden personas jovenes como tú (con ideas revolucionarias, sensibilidad para escribir y buen gusto musical)quedará la esperanza de que exista otro mundo posible.
Lamentablemente, el mejor predictor de la conducta futura es la conducta pasada. Esta crisis es muy parecida a la del 29, y esa crisis acabó el 1945 (había que reconstruir Europa, trabajo no faltaba)Esperemos que las bombas no caigan cerca de Tenerife.
¡Muchas gracias por la entrada, sigue así!