El Blog

martes, 2 de junio de 2009

Hay días

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca,
voy dibujándola como si saliera de mi mano,
como si por primera vez tu boca se entreabriera,
y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar,
hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige
y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas,
con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara,
y que por un azar que no busco comprender
coincide exactamente con tu boca que sonríe
por debajo de la que mi mano te dibuja.

-Rayuela, Julio Cortazar-


Hay días en los que me sorprendo mirando la lluvia a través del cristal, para un segundo después decubrir que no miro la lluvia, que me miro a mí, a mis ojos petrificados en ese vidrio transparente, buscando incesantemente en mi interior, revolviendo toda la porquería y la morralla que se guarda a veces en la despensa, esa pequeña que tengo en la segunda arteria a la izquierda. Igual que cuando limpias el trastero de tu casa, las manos acaban llenas de polvo y suciedad. Entonces, necesitas un baño para sentirte bien.

Hay días en los que por más que me empeñe, no dejo de escuchar a Sabina y a Silvio y a Calamaro, que me vuelve loca con sus vos y sus dejes de argentino cabrón, ya sabés, te invito a un poco de mate y a pasear, solo si vos querés, y que me llevan a Cortazar y a ser la Maga de algún Oliveira, tratando de pasear por las calles de algún París inventado (pues aún nunca lo visité), por las rúas y las avenidas y los parques con paragüas perdidos.

Hay días en los que también juego a ser la directora de algún film, y proyecto sobre los huecos libres de mi pared las imágenes casi difusas de un mes en Latinoamérica, más reales ahora que las veo sobre esta pantalla. Sin quererlo aparecen Óscar, y Araceli, y todos los demás, con él jugando a llevarlo en avioneta, jugando a hacerlo sonreir. Incluso él podría haberse dedicado a esto, imaginando mundos de ficción, haciéndoles creer que eran más felices.

Hay días en los que, de golpe, me doy cuenta de que han pasado nueve meses de mi vida y que todo se acaba, que no habrá más pizzas al taglio, ni gellati, ni cappuccini, ni Corso, ni Duomo. Claro que tampoco habrá Martas, Carlos, Pacos, Cristinas ni Upes. Comienza la cuenta atrás: ya vamos por 20. Cuando lleguemos al 0, será el momento de decir adiós, o decir hola, o quedarse callado. Cuando lleguemos al 0, vendrán los días de piel dorándose al sol, bañada por gotas saladas, llegará Canarias, y Barcelona, y quién sabe si Londres. Cuando lleguemos a 0, sobre todo, estará él, al que sobornaré para que me lea Rayuela mientras me derrito sobre su cama, al que chantajearé para que, ahora sí, sea mi Oliveira.

Hay días en los que puedo desnudarme y colocarme delante del espejo, sin miedos ni complejos de adolescente. Puedo tocarme. Y puedo reconocerme.

Hay días en los que, simplemente, me alegro de ser yo.

3 comentarios:

terrorista dijo...

envidia

Chica del Tren dijo...

Hola periodista, alguna vez visitaste mi blog y hoy me he pasado para ver el el tuyo. Estas de Erasmus en Italia?

una persona que quiero se va allí pronto,por lo que me interesará mucho leer tus aventura, no dejes de escribir :)

Multe dijo...

¡Oh! la chica del tren me ha escrito! :) Qué grata sorpresa!!!

Pues sí que estoy de Erasmus en Italia, pero ya por poco tiempo. Si una persona a la que quieres se viene para acá, es la oportunidad perfecta para que la visites. Este es un país maravilloso por (casi) todos los lados.

¿Tú sigues en Barcelona? Yo es que soy una chica de aviones y el año que viene me toca ir para allá. Es una pena que hayas dejado de escribir.

Un saludo! y gracias por comentar!