El Blog

domingo, 16 de mayo de 2010

Maras. Cuando lo marginal se convierte en amenaza.


“Por mi madre vivo, por mi mara muero”. Éste es el lemas de lo mareros. No hay razonamiento, no hay lógica, no hay miedo. Sólo se puede llegar a percibir el asco más absoluto hacia la vida, la sensación de que todo está perdido y por lo tanto no importa jugarse la existencia en una rivalidad sinsentido. Para estos jóvenes, los días en El Salvador transcurren entre tatuajes, disparos, droga y sexo.





LA HISTORIA
El término mara procede de marabunta, una especie de hormiga africana que ataca en colectividad, siendo en conjunto una verdadera máquina de matar. Para encontrar el origen de estas bandas debemos remontarnos a los años sesenta en los Estados Unidos, en la ciudad de Los Ángeles. La prosperidad económica derivada del final de la II Guerra Mundial comienza a tambalearse y los gobernantes y empresarios empiezan a tomar medidas de carácter restrictivo: recorte de prestaciones sociales, cierre de fábricas, aumento de las horas de trabajo. Los principales afectados son los obreros, entre los que se encontraban grupos inmigrantes de Centroamérica que huían de las dictaduras. Estos ven cómo la pobreza les ataca cada vez con menos compasión, cómo las escuelas de sus hijos se caen a pedazos y cómo sus casas comienzan a parecer verdaderos zulos. Esta situación de marginalidad provoca que algunos jóvenes traten de apoyarse entre ellos, para lo cual forman pandillas.

La primera pandilla de la que se tiene constancia es la 18, nombre que recibe por ser ésta la calle en la que se situaba en Los Ángeles. Poco después, y para hacer frente a ésta, surgirá la Mara Salvatrucha. Ambas son todavía hoy potenciales rivales, a pesar de vivir en las mismas condiciones y tener los mismos escasos recursos. Paulatinamente, los inmigrantes centroamericanos irán regresando a sus países de origen, llevando consigo esta filosofía de vida y la convicción de que pertenecer a una mara es lo más importante para poder sobrevivir.

INGRESAR EN LAS MARAS
Para comenzar a formar parte de cualquiera de las maras es necesario pasar por un ritual que no deja dudas acerca de la agresividad que se respira en su interior. Para los varones, consiste en dejarse dar una paliza por el resto de miembros durante un tiempo variable (supuestamente, en la Mara Salvatrucha son trece segundos, por ser ésta la calle de Los Ángeles en la que nacieron, aunque si se muestra resistencia se comienza a contar de nuevo; para la Mara 18, dieciocho segundos). A las mujeres, en cambio, se les exige que mantengan relaciones sexuales con los miembros del grupo (puede ser desde tres o cuatro hasta la totalidad de los integrantes). Aún así, también pueden sufrir la misma prueba que los chicos.

En cuanto a la forma de identificación, los tatuajes son la principal herramienta para indicar a qué banda se pertenece. Los maras no dudan en tatuarse todo el cuerpo, incluido el rostro, con los símbolos propios de cada una. Los dibujos son casi una biografía. Tanto es así que, por ejemplo, entre los dedos índice y pulgar es fácil encontrar tres puntos que pueden identificar bien el asesinato de tres policías o bien la secuencia de “cárcel, hospital y tumba”, haciendo referencia al ciclo vital de estos jóvenes, que deben pasar por las tres experiencias.


CHRISTIAN POVEDA Y EL PERIODISMO
Conocer la vida de los maras de cerca, hablar con ellos y llegar a entender su situación no es fácil. Cualquier periodista que intente introducirse en uno de los grupos corre el riesgo de que los adversarios lo consideren uno más y pasar a estar en su lista de enemigos.

Christian Poveda era un fotógrafo y cineasta hispano-francés conocido por su interés en cubrir diversos conflictos alrededor del mundo para sacarlos del olvido. Hijo de padres españoles exiliados durante la dictadura franquista, nació en Argelia y se refugió en París con sólo seis años. Un reportaje sobre el Frente Polisario fue el que lo lanzó a la fama, aunque también trabajó sobre la invasión de EEUU a la isla de Grenada y diversos acontecimientos en América Latina. Sus últimos años de vida los dedicó a cubrir el fenómeno de las Maras en El Salvador. Durante dieciséis meses tuvo una estrecha relación con la Mara 18, tiempo durante el cual varios de los protagonistas del documental fueron asesinados. El resultado fue La vida loca, filmada con cámara al hombro y en la que se recoge la cotidianeidad del día a día. El documental se ha presentado en varios festivales, entre ellos el de San Sebastián, y se ha estrenado en varios países. En el caso de El Salvador, el cineasta había expresado su preocupación por llevarlo a las salas de cine debido a los altos niveles de criminalidad y la inseguridad que le provocaba, aunque sí se llegó a reproducir en museos y universidades.

No obstante, las precauciones no han sido suficientes. El 2 de septiembre del 2009 Christian fue asesinado. Su cuerpo fue encontrado con cuatro impactos de bala en el rostro. De momento parece que hay cinco personas detenidas como autores de su muerte, cuatro pandilleros y un policía, aunque no se ha dictado ninguna sentencia firme.

Coincidiendo con el Día Mundial de la Libertad de Prensa (3 de mayo), la Asociación de Periodistas de El Salvador, APES, solicitó que se esclareciera el caso del asesinato de Poveda. "En el caso de Christian Poveda hay capturas, se supone que se ha hecho un avance, pero no hay demostración pública de que se tiene certeza de qué es lo que pasó, por qué lo asesinaron, cuál es la relación de ese asesinato con el trabajo de cine que él hizo", declaró a Efe el presidente de APES, Rafael Domínguez. Aún así, en el informe de Reporteros Sin Fronteras de 2007 El Salvador aparecía en el puesto nº64 en cuanto a lo que se refiere a Libertad de Prensa, por encima de otro países como Argentina o Brasil.

Sea cierto o no que El Salvador es uno de los países donde mejor se puede ejercer el oficio de periodista, en cuanto a restricciones gubernamentales, las posibilidades quedan drásticamente reducidas si debemos lidiar con grupos y bandas callejeras de alcance internacional (incluso hay quien afirma que ya han llegado a España), pandilleros que disponen de armas y carecen de escrúpulos para tomarse la ley por su mano.

LA VIDA LOCA
El documental dirigido por Christian Poveda está disponible por trozos en YouTube. Aquí os dejo la primera parte. Espero que lo disfrutéis tanto como yo. Gracias a Javier Aguilar por habérmelo recomendado.


Cartel de La Vida Loca


PARA SABER MÁS

1 comentario:

Anonymous dijo...

Es españa, Los Lating Kings, han adoptado la misma identidad de la salvatrucha, se podria decir que se han unido. Eso ha ocurido aqui en españa, los salvatrucha y latingking actualmente estan juntos. Sus rivales son los ñetas.